viernes, abril 07, 2006

El poder de las palabras


Tomé el lápiz con una sutileza casi extraña y ajena de mi... no entendí el por que sucedió pero lo hice de igual manera, me sentía extrañísima y quería tranqulizarme, alguien por ahí me habia dicho que la mejor manera de expresar las cosas que uno sentía, era por medio de palabras... por medio de la forma escrita.

Sin darme cuenta de como estaba el ambiente a mi derredor comencé a trazar las líneas de las que parecían ser palabras, que pronto se convirtieron en frases, para terminar en largas oraciones.

Pasaron los minutos, pasaron las horas; sin darme cuenta comencé a esforzar cada vez más la vista... era claro, estaba escribiendo en casi una oscuridad máxima... era normal que no pudiera escribir. Me levanté, extrañamente si soltar el lápiz, sentía que si lo soltaba... iba a perder todo mi sentimiento y mi entusiasmo en lo que estaba escribiendo. Me volví a sentar, sin darme cuenta en lo más mínimo en lo que escribía... pero si me fije en que llevaba al menos como 10 hojas escritas y unas... ¿20? ¿30?... mmmmmm difícil respuesta, a no ser de que me pusiera a contar cuantas pelotitas de papel había en el suelo.

Miré mi porta lápices y me percaté de un lápiz en especial... era como si me pidiera a gritos que lo usara poder escribir algunas oraciones, palabras o frases con él. Era un lápiz que, extrañamente, no me había percatado de que existía, quizás me lo había comprado yo o... mi madre... o ¿acaso fue regalo de algún amigo secreto o quizás de algún cumpleaños? me pregunté eso por que estaba dentro de un envoltorio muy parecido al celofán, pero era de color verde, como la esperanza.

Saque una hoja e hice una línea con el lápiz; era un verde realmente precioso, era un verde brillante, con una cierta luz que hacía que hacia que, la tinta, pareciera casi mágica. La línea que se creo fue tan fina y tan sutil que parecía un fantasmita en medio de un mar blanco.

Sentí como si le llenara de alegría.

Deje el lápiz en frente de mi, sabía que lo necesitaria en algún momento. Continué con mi escritura, por primera vez en mi vida me volcába frente a un papel, completamente blanco, y decia todas las cosas que sentía, que veía y que me dolían.

Sin querer, volteé a la derecha y vi su fotografía, se veía tal cual como hacía unas horas... con la diferencia... con la gran diferencia de que había en su lindo rostro una amplia y hermosa sonrisa. Me entristecí el doble de lo que me encontraba y comencé a sentir que todo lo que había escrito no servia de nada, que en realidad lo único que estaba haciendo era perder el tiempo. Me di cuenta de que hay veces en que uno no entiende las palabras se te están diciendo... que en vez de incluir, te excluyen; en vez de aglutinar, separan; en vez de sumar, restan; en de agrupar, dispersan; en vez de permitir, censuran y en vez de ayudar... traicionan y viceversa... Después de todo aquello que pensé y que escribí, me di cuenta de que no todo lo que yo pensaba que estaba realmente mal. Me di cuenta de que hay cosas que realmente le dan sentido a la vida.

No me di cuenta de que estaba completamente empapada en llanto hasta que me toque las mejillas con las manos y sentí agua... agua fría y con una extraña sensación a tristeza. Volví la cabeza al papel y me di cuenta de que todo lo que había escrito en horas, ahora estaba completamente destrozado... las lágrimas lo habían destruido, la tinta se había corrido por completo. Me sentí frustrada, me sentí mal... todo lo que había escrito había terminado en nada... me sentía de nuevo en cero. Movia y movia las páginas para poder convencerme de que no recuperaria lo que había escrito en aquel momento. Llegaba a las últimas páginas de aquel martirioso momento y desde abajo, por medio de la pequeña lagunita que había provocado una lágrima, vi algo verde en el papel que había bajo el que miraba en ese momento. Corrí la hoja con un temblor en las manos, casi incontenible e insoportable, al ver lo que decía el papel escrito de verde mis ojos se agrandaron y mi corazón dio un vuelco. Por fin me había dado cuenta de que no me sentía así por nada, si había una razón y era real. El problema era que no estaba segura, o no quería aceptar, que era eso.

Me lancé al teléfono, con la hoja escrita de verde en la mano, marque un número que casi me sabía por inercia, estoy segura que si me hubieran hecho marcarlo con los ojos vendados de igual manera sé a que número estoy llamando. Contestó él, lo supe de inmediato, pero ya no era aquella voz alegre y vivaz de siempre, si no que era una voz completa y asolutamente apagada y triste, al parecer había estado llorando momentos antes de que contestara el teléfono. Me tiritaban las manos y la voz no me quería salir. Volvió a preguntar "Aló" y yo ya estaba segura que si no hablaba me cortaría, o quizás si lo hacía también lo haría, pensé tanto en aquel momento que no me di cuenta de que me habían cortado, me sentí peor. Arrugué el papelito y me lo metí en el bolsillo del pantalón, me levanté de la cama, tomé mis llaves y salí de mi casa sin avisar.

Caminé lentamente, necesitaba relajarme para poder pensar bien las cosas, si no... no, yo no quería volver a pasar por lo mismo otra vez, cada vez que discutiamos, y me sigo sientiendo igual, siento que el mundo se me viene abajo.

Casi por inercia mis pies caminaron y me llevaron a su casa, que no queda tan lejos de la mia. Me quedé ahí muchísimo tiempo... ordenandome, pensando si todo estaba bien, en cada palabra que él me había dicho. Me arme de valor y grite su nombre, sentí como se abrió la puerta si salió su hermana menor, me decia que él estaba en su pieza de hacía horas ya y no salía. Me preocupe. Entré a la casa y subí la escalera... me dio miedo tocar la puerta, así que la abrí sin hacer el menor ruido posible. Estaba frente al computador, con la música sumamente baja, reconocí la canción era una de "Gackt"... era "Last Song". Sentía como lloraba y escuchaba el "tip, tip" del teclado cuando escribía algo. También sentía cada vez más y más el llanto. Entré sin hacer ruido para que no se volteara a verme, no quería verlo así... si llegaba a darme cuenta de como estaba realmente mi corazón no resistiría y me quedaría paralizada. Recordé que le gusta que le hablen al oído y eso hice, lo abracé con una fuerza enorme, con unas ganas únicas y con un amor increíble. Sentí como si cuerpo se tenso de inmediato y como comenzaron a caer más lágrimas de sus ojos. Me arme de valor y...


-"Lo siento... te... tenías razón" - no contuve las lágrimas... me quebré.
-"Yo... yo también... pero... pero creo que... creo que debemos de seguir cada uno por su camino"
-"¡¿QUE?!" - sentí como si mi alma se enfriara, mis brazos se resbalaron de su cuello y caí de rodillas al suelo sin poder contener las lágrimas.
El se volteó con la silla giratoria y colocó sus manos sobre mis hombros por unos momentos. Me sentí peor. Sentí su mano derecha en mi mentón y la pequeña fuerza que egercía para poder levantar mi cabeza y poder mirarlo.
-"Siento que ambos somos sumamente tercos en nuestros pensamientos y posiciones... no, no lo hagas... no es lo que piensas..."
-"Sé... sé que debemos ceder, pero si lo hace... no lo hace ninguno... ¿cómo piensas hacerlo? Por favor... no me hagas esto... no me mates tan pronto" - intenté dejar de mirarlo pero él me lo impedía. De pronto se cambió de asiento a su cama y me elevó para poder quedar sentada a su lado. Sin que yo me diera cuenta se fijo en algo blanco que tenía en el bolsillo de mi pantalón. Estiró su mano y me lo sacó con una suavidad enorme, tanto así que no me di cuenta hasta cuando ya lo estaba abriendo para saber que era. Me sentí nerviosa... era aquel papel verde. Después de que lo leyó me miró con los ojos mucho más mojados que antes y me sonrió. Me abrazó de tal manera que me sentí extraña. Tomó mi rostro entre sus manos y casi en un susurro me dijo:
-Jamás podría separarme de ti... no me mal entiendas... no me refiero a eso, nunca te dejaría sola, recuerda que... "Eres mi pedazo de Alma"... yo pienso lo mismo"

No pude contenerme, me abracé a él como nunca y estallé en llanto, mientras miraba la hojita escrita de verde que ahora estaba en el suelo y seguía escuchando "Last Song".

"Eres realmente la persona que yo quiero...



TE...


AMO..."